24 horas en la vida del Yo Cuantificado

Este es un post de ficción, escrito originalmente en el blog de Territorio creativo.

6:30. Me despierto. La noche ha sido fresca. He tenido un sueño profundo. He dormido 6 horas con 24 minutos. Un 27% del tiempo con sueño ligero y y un 73% con sueño profundo. Ha sido curioso, casi metafísico, porque he estado soñando con el dispositivo que uso para monitorizar mi sueño. Estoy contento porque he logrado un récord de sueño para la temperatura y humedad que ha habido en mi casa. Hacía 47 días que no lo lograba.

7:30. He salido a correr mi carrera matutina. Hace poco tiempo que he comenzado a utilizar otro dispositivo para medir mi rendimiento para poder adaptar mis ejercicios y mejorar sobre ellos. Al principio me sentía algo obsesionado, pero ahora lo veo como una herramienta que me ayuda a lograr mi objetivo de forma precisa.

8:30. Ya de vuelta en casa. He tomado una ducha. La más fría de las últimas semanas. He preparado un desayuno alto en calorías para mí y bajo para mi mujer. Estamos tratando de mejorar nuestros hábitos alimenticios. Mientras desayunaba hemos vuelto a ver el vídeo de Gary Wolf que me ilustró hace ya tiempo sobre el hábito de medir, analizar y correlacionar mis hábitos: quantified self.

10:00. Me acerco a la oficina. De camino me llama la atención un precioso relieve en un edificio cercano que creo que no había visto antes. Hace algunos meses que tomé la decisión de hacer lifelogging. No tiene por qué estar relacionado con el quantified self, en mi caso no lo estuvo. Siempre me ha interesado mucho recordar lo que hago, los sitios que visito.

10:03. Dudo de si publicar la imagen que acabo de obtener en mis redes sociales o guardarla para mi archivo personal, junto con la fecha y la coordenadas. No puedo dejar de pensar en el trecho que se ha recorrido desde Steve Mann. Casi no puedo esperar a tener mis Google Glass. Creo que las usaré también para esto.

10:30. Pocos emails y ambiente tranquilo. Reviso el histórico de frecuencia de emails recibidos y reuniones agendadas y se me muestra la correlación con mi histórico de estrés y otros factores ambientales. ¡Hoy será un día tranquilo!

13:00. Salgo a comer con los compañeros. Tenemos una pequeña competición que nos divierte sobre los hábitos de comida. Yo particularmente, trato de cuidarme, pero suelo hacer cuantiosas excepciones.

14:30. De vuelta en la oficina. Como se preveía, un día muy tranquilo. Dedico un rato a navegar buscando algo de ropa para un regalo para un amigo. No encuentro demasiadas cosas muy ponibles. Finalmente me decido por ropa de ski. Sin ningún sistema de trackeo. Que él decida si quiere monitorizar sus descensos en tiempo real y compartirlo con los demás.

16:40. ¡Vaya! El día es realmente tranquilo. Me marcho a casa, si surgiera cualquier tema lo gestionaré desde allí. Voy en transporte público. Voy leyendo. Me sorprendo al descubrir que el creador de Wolfam Alpha es también un habitual de monitorizar su actividad.

17:20. Ya en casa. Mi mujer no está. Es extraño porque suele llegar sobre las 17:00. Llega a los pocos minutos. Una vez más se queja del tráfico. Me vuelve a decir lo de irnos a vivir a Masdar City. La ciudad que están construyendo en los Emiratos Árabes que deberá ser auto abastecida y neutra en sus emisiones. Para ello el tráfico particular se cambiará por PRT´s, con sus propioss dilemas morales. Creo que bromea en cualquier caso 😉

18:25. Salimos juntos a dar una vuelta. Solemos hacerlo todos los días. Lo llamamos nuestro tiempo invisible. No llevamos teléfono ni nada que monitorice o comparta lo que hacemos.

19:34. Ya de vuelta en casa, reviso rápidamente mi estado general de salud. Una vez más, reflexiono sobre el tema de la privacidad es esta información. También veo que está siendo un día muy productivo para los objetivos de pasar tiempo con la familia y hacer ejercicio que me marqué.

20:46. He estado leyendo un rato y, una vez más, pienso sobre el impacto que los hábitos que estoy adquiriendo irán teniendo en mi relación con las marcas. Pólizas de seguros de coche ajustadas a los hábitos de conducción reales, ofertas ultrapersonalizadas…

21:23. Mientras preparo la cena – compensaré mis excesos de la comida – vuelvo a pensar en cómo la gran información que voy obteniendo sobre mí mismo me ha de ayudar a saber más de mí y a vivir mejor y lograr que los demás también lo hagan. Veo en paralelo otros fenómenos: economía colaborativa, smart cities, big data, open government, Moocs, Internet of the Things, muchos de ellos muy imbricados entre ellos o consecuencia directa unos de otros y pienso sobre el gran reto que hay por delante.

21:34. Sigo pensando en esto. Menos mal que he ido a la cocina a bajar el fuego. Por supuesto, veo en un extremo a la escuela de pesimismo – ¿ludismo digital? – que simboliza Evginy Morozov y por otro lado, el optimismo desaforado de otros. Acabo pensando que es difícil saber nada con certeza. Recordando además que estamos inmersos en el proceso. En el que entre otras cosas, casi se va a doblar el número de personas conectadas a internet en los próximos tres años.

22:54. La cena estaba deliciosa. He publicado la receta. Estoy pasando el rato en el ordenador. Viendo mi registro de actividad del día. Algunos estudios sugieren que esto es bueno para las personas mayores, por ejemplo. Cuando hago esto suelo desconectar mi sistema de lifelogging, porque de otra forma sería extraño grabar el momento en el que estoy viendo lo que he grabado. Es curioso, resulta que sí, ya me había fijado en el edificio de esta mañana hace más de 8 meses. No lo recordaba. Mi sistema lo ha hecho por mí. Curiosamente fue un día que tuve el mismo patrón de sueño que tuve hoy.

Crédito de la foto: Lark

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