Artículo publicado originalmente en el blog de Territorio creativo.
Hoy hace justo dos meses que Gartner presentó la última edición de su conocido conjunto de informes sobre “ciclos de sobrexpectación” que las tecnologías producen entre empresas, profesionales, analistas o público en general. Estos informes parten de que todo avance tecnológico provoca un hype al que sigue un necesario período de desilusión, tras el cual la mayoría de estas tecnologías entrarán en un escenario en el que serán “productivas”.
La mayor parte de ellas se encuentran en la fase inicial tras el desarrollo de la tecnología. Han pasado en torno a un par de años en los que se ha estado analizando mucho sobre ellas y generando los productos o servicios de primera generación. De muchas de ellas ya hemos hablado por aquí: Gamification, Big Data, Internet of the things, impresoras 3D (por cierto, ya tenemos la nuestra en la oficina de Madrid), tecnología que se puede vestir, o que promete cambiar cómo son las transacciones monetarias.
Bien, este último informe Gartner se centra en las que más rápidamente están pasando por la curva de innovación. De todas ellas, la que más llama mi atención, claro, es la de social co-browsing. El hecho de que usuarios, y pronto dispositivos, puedan compartir realmente experiencias de navegación abre las puertas a un ¿nuevo? conjunto de posibilidades.
Social Shopping
La definición habitual es la de la experiencia online que se puede tener, al navegar juntos a varios usuarios para tomar juntos decisiones de compra, mediante intercambio de opiniones, soportados o no por imagen y/o chat. Va de humanizar la experiencia de ecommerce. En palabras de Hiroshi Mikitani, CEO del gigante japonés Rakuten:
Our approach to e-commerce is quite different from that of Amazon and many other companies. I think of those competitors as vending machines: They are hyperefficient supermarkets with standardized offerings. That’s not an approach that excites me.
Aunque no es un modelo exclusivo de Oriente. La compañía británica Heyo, recientemente lanzada, trata de ahondar en ese modelo con otra aproximación, algo que ya tratan de hacer muchas otras.
Soporte a clientes web en tiempo real
Una especie de “compartir pantalla” pero acotado al navegador, lo que le permite ser más seguro y aceptado por usuarios. Una evolución de las plataformas de chat que promete, por ejemplo, acortar los tiempos de respuesta en servicios de atención al cliente de servicios web.
Trabajo colaborativo
Este es, sin embargo, uno de los casos en los que el co-browsing no parece tan evidente realmente. El propio Google lo implementó con su malogrado Wave (¿quizá antes de tiempo?), que prometía una experiencia online completamente innovadora a la hora de trabajar y cuya velocidad de adopción fue muchísimo más lenta que la de Google Drive, que es mucho más asíncrona.
¿Una nueva forma de vivir la web?
Si la evolución de estos sistemas promete ser la que es, en un futuro próximo podremos ver experiencias online completamente diferentes. A día de hoy, quizá las aplicaciones realmente rompedoras no sean muchas y “sólo” podamos jugar videojuegos, ver vídeos en YouTube o tomarnos fotos y jugar con ellas al mismo tiempo. Las tecnologías emergentes, al principio, deslumbran más que solucionan problemas.
Sin embargo, las posibilidades son enormes. Si gran parte del mundo que conocemos hoy es consecuencia de haber juntado en universidades del siglo XX a investigadores que trabajaban anteriormente comunicándose por carta, el hecho de que gran parte de la humanidad pueda estar conectada simultáneamente, no ya para consumir el trabajo de otros o generar nuevo, sino para hacerlo de forma conjunta, promete abrir un enorme conjunto de oportunidades y servicios verdaderamente útiles que el co-browsing quizá permita desarrollar.
Imágenes y vídeo: Techcrunch & Rounds
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