Escrito originalmente en el blog de Domestika.
Día a día, en un incremento exponencial, son más las pequeñas empresas de todo el mundo que se encuentran inmersas en procesos de creación de sitios web, mantenimiento de los mismos, publicidad online y transacciones por Internet.
“Internet es una gran oportunidad” es un tópico que ya prácticamente ha dejado de oirse. Tener una página web corporativa no es el futuro, es – casi – el pasado. El reto para la pequeña empresa, y para la española más que para otras, es sacarle partido a Internet. Que les sirva para ganar competitividad. Es el camino para abaratar costes, de operación y de captación de clientes.
Planificación, trabajo y herramientas
La actual situación del entorno tecnológico y su relación con la pyme es apasionante. Se ha utilizado desde hace años el símil de un tren: debemos subirnos al tren de Internet. Creo que hoy ya, un símil más adecuado sería: Internet es como un globo aerostático; no va a realizar más paradas y además nos permite tener una visión global de lo que pasa debajo.
Las opciones son amplísimas para las empresas, tenemos herramientas y conocimientos – muchos gratuítos – y fácilmente localizables en la Red, para planificar, aprender, mejorar, probar, segmentar, ofrecer, encontrar nuestro nicho de mercado, evaluar, medir, promocionar en definitiva hacer crecer nuestra empresa. Muchas veces es interesante recordar que Google es una empresa que tiene escasos 11 años de vida y lo único que ha hecho es trabajar sabiendo donde quería llegar . Contra este argumento, se suele utilizar el de que Google es una empresa que se dedica a esto. Bien, este es una de las reflexiones que hay que eliminar. Internet no es esto. No se trata de un complemento a nuestra actividad empresarial. Cada día más es parte de ella, de tal forma que la estrategia y el marketing online y oflline de toda empresa se van fusionando y la línea divisoria está cada día más difuminada: Tecnogosan no es Google, pero ha entendido perfectamente esto.
Evolución del marketing online de una empresa
El proceso de integración online de una empresa es por tanto, en el orden en el que suele tener lugar:
0. Disponer de un sitio web administrable.
1. Generar/obtener tráfico de visitas, normalmente mediante SEM, newsletters e incluso publicidad offline.
2. Lograr que esas visitan sean cada vez más cualificadas (clientes o prescriptores potenciales) Para ello, hemos de evaluar el tráfico que nos generan las campañas y trabajar en su optimización.
3. Lograr que esas visitas cualificadas obtenidas de forma natural o gratuíta, superen gradualmente a las obtenidas mediante publicidad. Trabajando en el SEO del sitio web.
4. Aumentar la tasa de conversión. Que de todas las visitas cualificadas, aumente el número de usuarios que compran/rellenenan formularios… que cumplan nuestros objetivos. Trabajando en la usabilidad y accesibilidad del sitio.
5. Mejorar la experiencia de usuario de los visitantes de nuestro sitio y de nuestros clientes en general. Lograr la integración ONFF. Evaluando el tráfico de la web (feedback cuantitativo) y mediante encuestas, preguntas directas.. (feedback cualitativo)
ON y OFF al servicio del mismo objetivo.
Como decíamos, en el proceso de evolución de la penetración en el mercado online de una empresa, va, poco a poco, siendo cada vez menos nítida la línea que separa el marketing offline de la empresa del online. Contribuye a esto, la madurez tecnológica de la sociedad y la constante evolución de las posibilidades y tecnología online.
Un sitio web, cada día más, va sufriendo un proceso de integración con la realidad completa de una empresa. Deja de ser un “anuncio en Internet“ un emisor de leads (clientes potenciales), para convertirse también en un receptor. La web se convierte en un recurso para clientes actuales, donde interacturar de forma directa y cercana, en el que podemos compartir materiales con empleados y proveedores. En un escenario donde explicar de forma exhausistiva cuestiones que atañen a nuestro producto o servicio. Plantear preguntas, obtener respuestas. Liberar carga de trabajo en proceso que realizamos de forma offline y que por ello no aportan valor añadido al cliente.
En definitiva la parte online de la empresa (web, newsletters, campañas de publicidad, relación con el cliente) puede y debe formar parte integrante de la estrategia comercial y de marketing de la empresa. Un usuario de la web no sólo es alguien susceptible de convertirse en un cliente, si que no puede tratarse de un cliente ya existente y ese ha de ser nuestro objetivo. La cercanía y la facilidad para obtener información de su relación sobre nuestra empresa así lo aconsejan.
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