Escrito originalmente en el blog de Domestika.
Decía Euclides – y nuestros profesores de EGB – que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. Einstein teorizó con que, realmente, era una curva en el espacio-tiempo. Bien, realmente la distancia más corta entre dos puntos, es un click. Y eso, amigos, es muy poca distancia.
Internet es una paradoja sin igual en la Historia de la humanidad. Se trata de la mayor recopilación de información en el espacio más pequeño. Así pues: ¿cuántas webs existen? ¿Cuánto me cuesta ir de una a otra? Las, obvias, respuestas a estas preguntas, desembocan en las cuestiones primordiales de la comunicación online : ¿qué puedo hacer para que el usuario llegue a mi web? ¿y qué puedo hacer para que se quede? La repuesta a la primera pregunta ya ha sido ampliamente expuesta en este blog y en otros. La segunda pregunta, la más sencilla de responder, es la que menos respuestas encuentra.
Vale. Ya hemos hecho nuestra campaña de SEM o logrado el posicionamiento natural para nuestros términos relevantes. El usuario está en nuestra web. Tenemos, en el mejor de los casos, siete minutos, antes de que se vaya. (Recordemos, la distancia más corta….)
¿Qué quieres conseguir?
No nos engañemos. Todo aquel que se toma la molestia de crear una empresa, espera ganar – por lo menos – dinero y la web se convierte en un instrumento para ello. Decide. Antes de hacer tu web, piensa qué quieres conseguir con ella. ¿Va a ser una web corporativa a la que sólo accederan tus clientes y aquellos potenciales de tu radio de acción? ¿Contribuirá ello a mejorar tus ingresos? ¿O tu lo que quieres es vender online?¿Disponer de un E-commerce que venda por ti, cuando tú descansas?
Sé cuidadoso. Trabaja. Piensa como un cliente. Ofrece información. Ofrece alternativas. Revisa. Ofrece más información. Actualiza. Si incumples una de estas premisas perderás una venta. Si incumples dos, perderás el negocio online. ¿Por qué la gente toleramos cierta suciedad en el supermercado de la esquina? Porque está cerca. ¿Por qué transigimos con pésimos servicios en las operadoras de cable? Porque no hay mucho donde elegir. Nada de eso está de tu lado en Internet.
¿Tú lo comprarías?
Imagina que entras en este supermercado: hay poca luz y en la puerta no pone el horario. La entrada no es visible ni está señalizada. Caminas 50 metros entre cajas y la encuentras. Avanzas por el pasillo buscando aceite de oliva. Los productos, sin clasificar, parecen estar organizados de forma caprichosa. Sigues buscando. Encuentras, por fin a un dependiente, a quién le preguntas pero sólo te responde con mímica. Sigues avanzando, cada vez hay menos luz, y encuentras por fin el aceite de oliva. No tiene etiqueta. No sabes el precio ni su origen. Lo tomas, en cualquier caso. Encuentras el camino de vuelta a las cajas y cuando vas a pagar te das cuenta de que no sabes en qué caja hacerlo, pues en ninguna parece haber nadie. De pronto de das cuenta que no parece haber nadie en todo el supermercado. Asustado, dejas el aceite y sales a la calle. Enfrente, acaban de abrir otro supermercado que tiene bastante mejor pinta.
En mucho menos tiempo del que has tardado en leer el párrafo anterior, hubieras abandonado una web con esas carencias.
¿Qué puedes hacer?
Tal vez inconscientemente, en tu día a día, cedes parte del peso de una venta a aspectos como: “el cliente me conoce, sabe que soy honrado o sabe que si tiene algún problema sólo tiene que llamarme” Recuerda que un cliente que llega a tu web, muy probablemente no tenga referencias de ti ni de tu empresa. Ahí van algunos consejos:
- Organiza la información de forma adecuada. No te dejes llevar por lo que tus impresiones o creencias. Recuerda que la usabilidad y experiencia de usuario es una disciplina distinta del diseño. (y probablemente con responsabilidad más directa e el éxito de tu web) Olvídate de los menús flotantes, las intros y la parafernalia. Escucha a los que saben.
- Ofrece información clara y abundante. Dedica una sección entera de tu web a ello. Cuando compramos algo, todos queremos saber lo mismo: cuánto cuesta, cuándo me lo van a mandar, características, politíca de devoluciones. Un método de envío rotulado como “Urgente” en tu cesta de la compra no sirve de nada si el cliente no sabe cuánto tiempo significa, qué empresa lo transporta y cómo se pondrán en contacto con él o ella. Si recibes una pregunta en tu mail sobre algo, llévala a una sección de “Preguntas frecuentes” en tu web. Si alguien ha tenido la duda, otros muchos la tendrán y quizá no tengas la suerte de que te la vuelvan a formular.
- Utiliza la información que te dan las estadísticas de tu web. No es lo mismo creeer que algo pasa que medir si algo pasa. Si la gente visita más tu sección A que tu sección B, modifica tu sección B para que se parezca a A o añade un link a B en tu home.
- Revisa los contenidos de la web. Actualizalos, al menos, una vez a la semana. Cuida la redacción. De verdad. Nunca tengas secciones sin contenido. Nunca tengas categorías sin información. Nunca tengas versiones icompletas en idiomas. Ni nunca tengas más de 3 versiones idiomáticas.
- Aprende de los mejores. Navega por Internet. Adapta todo aquello que crees que puede ser útil para ti. Los contenidos de una web son el 80% del éxito de la misma.
Para terminar, y a modo de resumen: recuerda que nunca irías a cerrar una venta con una mancha en tu camisa. Las oportunidades de cerrar ventas en tu web son constantes. No te permitas manchas en tu web.
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