Post originalmente publicado en el blog de Territorio creativo.
Años antes de que R2D2 proyectara por primera vez el holograma de auxilio de la princesa Leia hace 39 años, el descubrimiento de la holografía ya le había valido un Nobel a Dennis Gabor. En 2016, como la saga galáctica, los hologramas viven un nuevo despertar.
Hace tan sólo un año en nuestra reflexión sobre las tendencias en 2015 veíamos que uno de los grandes retos de la holografía estaba en la recreación tridimensional y la ingente cantidad de información necesaria para poder transmitirla de forma correcta.
Hologramas que se pueden tocar
Tan sólo un año después, un grupo de investigadores de la Universidad de Tsukuba, el Instituto Tecnológico de Nagoya y el Digital Nature Group (DNG) en Japón han logrado inventar el que es para muchos el primer holograma sensible al tacto humano, preparando así el camino al que quizá fuera la última barrera psicológica a esta técnica.
Esto puede suponer un enorme punto de inflexión en las tradicionales aplicaciones de los hologramas. Pues el contacto o tacto traslada inmediatamente la sensación subjetiva de realidad.
Aplicaciones de consumo
El cierre del año ha visto otro hito esta vez en la parte de consumo (el verdadero catalizador de la implantación de los cambios tecnológicos). Microsoft ha presentado sus HoloLens, que verán la luz en 2016. A diferencia de las Oculus u otros sistemas de Realidad Aumentada inmersiva, las HoloLens funcionan propiciando la experiencia al revés. Permiten de esta forma vivir una experiencia en la que la proyección de los hologramas parece perfectamente integrada con el espacio en lo que se ha venido en llamar la realidad mixta, en la que los objetos reales del entorno también pueden interacturar con la realidad virtual que el usuario está viendo. Sin ir más lejos, algunos hoteles, comienzan a ofrecer sistemas de videodonferencia basados en holografías 3D que realmente suponen una inmersión.
La evolución en las propiedades de la holografía está siendo tan rápida que se multiplican sus aplicaciones y posibilidades. Se sigue abriendo así un conjunto enorme de opciones en el que serán los desarrolladores con sus ideas y los usuarios con sus experiencias, los que determinen qué viene después y cómo cambia la vida habitual como la conocemos.
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